sábado, 22 de enero de 2011

POR LA LEGALIZACIÓN DE LA PROSTITUCIÓN

Que quede claro desde el principio que con esto que voy a escribir no estoy induciendo a la prostitución y que todo lo que voy a decir, lo miro desde el prisma de la prostitución voluntaria y no desde la forzada o de la esclavitud sexual, estas dos últimas cosas, hechos del todo deleznables y que espero que algún día se erradiquen de nuestras sociedad.

Veamos……Cada ser humano es propietario absoluto de sí mismo. Esto significa que cada persona debe ser la única que tome decisiones sobre su vida y sus propiedades, entre ellas su cuerpo.

Las personas, por tanto, pueden mantener relaciones sexuales con quien consideren oportuno siempre que las dos partes estén de acuerdo. Una prostituta es simplemente una persona que intercambia voluntariamente servicios sexuales a cambio de dinero.

La relación entre prostituta y cliente se establece porque ambos creen subjetivamente que saldrán beneficiados con el intercambio. Los servicios que presta la prostituta pueden ser a cambio de dinero y/o de otros bienes y servicios. A muchos lo que realmente les molesta es que haya dinero de por medio. Pero, ¿por qué la legitimidad de un acuerdo va a variar dependiendo de si se efectúa con o sin dinero?

Si el intercambio (practicar sexo a cambio de dinero) no viola los derechos de nadie, ¿con qué derecho alguien puede inmiscuirse, criminalizar y prohibir un acuerdo voluntario y libre entre dos personas?

En resumidas cuentas, ninguna opción moral concreta justifica la prohibición y la ilegalización de la prostitución. En este sentido, la posibilidad de prostituirse es un derecho humano. La prostituta tiene todo el derecho de explotar su cuerpo como quiera, como puede hacerlo una Gogo de discoteca o una stripper.